Cuando llenamos habitualmente nuestro depósito para salir de viaje o de fin de semana, no caemos en la cuenta que hasta la fecha no se ha descubierto o inventado un combustible que permita almacenar energía como para mover un automóvil durante 1000 km. con tanta facilidad y fiabilidad. Por ello, nos guste o no, la sociedad vasca será dependiente del petróleo durante una o dos generaciones más.
Para refinar el petróleo y obtener todos esos productos derivados es preciso contar con una refinería. Y en Muskiz, Bizkaia, tenemos una de las mayores y mejores refinerías del Estado Español. El concepto de mayor “sólo” tiene reflejos económico-laborales, en absoluto desdeñables. Pero la idea de mejor inspira connotaciones de calidad, eficiencia y valores medioambientales.
Pocos lo saben, pero Petronor es la refinería del sector energético español que mejor evaluación tiene entre las empresas aseguradoras. No es cuestión de diplomas, medallas o condecoraciones para quedar bien, es cuestión de dinero. Las entidades reaseguradoras internacionales encargan periódicamente la realización de auditorias para conocer el grado de calidad en el funcionamiento y conservación de las refinerías, y Petronor es la que mejor nota consigue. Consecuentemente, Petronor paga menos cuota que ninguna otra refinería porque previamente se ha impuesto a sí misma unos controles de calidad y seguridad que garantizan menos riesgos de todo tipo.
Petronor ha alcanzado los niveles más altos de seguridad porque, en constantes y sucesivas renovaciones, ha conseguido elevar los baremos de desarrollo tecnológico incorporando con inteligencia las mejores técnicas disponibles en cada momento, con un equipo humano muy cualificado que ha sabido mantener la competitividad en el mercado y el estricto cumplimiento medioambiental. Petronor no ha parado de invertir desde que hace 38 años se instaló en Muskiz, y es con este continuo deseo de mejorar y ajustarse a las necesidades del mercado y de la sociedad como debe entenderse su nuevo proyecto de Unidad de Reducción de Fuelóleos, coloquialmente conocida como “planta de coque”.
¿Por qué quiere Petronor gastarse ahora 750 milllones de euros y crear 1.680 nuevos puestos de trabajo, además de las 6.200 personas que actualmente ocupa entre empleo propio, contratado e inducido? ¿Para qué semejante inversión, esfuerzo y empeño para reducir fuelóleo? La respuesta es bien sencilla, el 25% del producto obtenido por Petronor es actualmente fuelóleo, un componente pesado de la destilación del petróleo que antaño tenía gran utilidad como combustible para generar energía eléctrica, y cuya demanda decrece continuamente en cumplimiento de las normativas medioambientales de la Unión Europea.
La Unidad de Reducción de Fuelóleo o planta de coque convertirá, de una forma limpia y respetuosa con el medio ambiente, un 70 % de este fuelóleo en más propano, butano, gasolina y gasóleo. Y el 30 % restante en un nuevo producto sólido, llamado coque de petróleo (no confundir para nada con el de carbón, ni con el coque siderúrgico que proviene del carbón), mucho menos contaminante que el fuelóleo, que lo utilizarán las cementeras como combustible. En definitiva, se aprovecha el fuelóleo para obtener el máximo de gasóleo y gasolinas que se pueda, reduciendo la cantidad de los residuos producidos en un 80%, lo que ya en sí mismo es una medida medioambiental de gran calado.
Además, si Petronor no opta ahora por aprovechar ese 25% de su producción que cada vez tiene menos demanda en el mercado, terminará ahogándose en una doble impotencia. Impotencia física, ante la dificultad de almacenaje, es decir, qué hacer con ese 25% de su producción anual de cada vez menor salida. E impotencia económica, ante la imposibilidad de cuadrar resultados a fin de año. De no hacer nada, los expertos le auguran a la refinería de Muskiz –una de las mayores empresas de Bizkaia– el cierre definitivo en un periodo aproximado de diez años.
Ante determinadas propuestas dirigidas a que la Unidad de Reducción de Fuelóleo pudiera ubicarse fuera de la refinería, es preciso asegurar con rotundidad que, desde el punto de vista medioambiental, la mejor opción es sin duda alguna su ubicación dentro de las propias instalaciones ya existentes, porque además de evitar la innecesaria afección medioambiental por el alto coste energético de transporte del fueloil, se consigue una mayor eficiencia energética y, por lo tanto, menos emisiones a la atmósfera.
No olvidemos que Petronor fabrica combustibles imprescindibles para el transporte de personas. Y que deben cumplir los niveles de azufre que la sociedad (a través de las leyes aprobadas por las instituciones) nos ha impuesto. Fruto de ello, Petronor extrae anualmente más de 100 millones de kilogramos de azufre, que son empleados para fabricar abonos agrícolas, etc… Con el proyecto URF, se extraerán 60 millones más, que no irán a parar al aire que respiramos día a día.
Obviamente, como no podría ser de otra forma, el proyecto cumplirá con todos los requerimientos medioambientales que contemplan las normativas vasca, española y europea. Y es que, si Petronor no cumple las exigencias medioambientales que nuestra sociedad se impone a sí misma, ni habrá nuevas instalaciones ni podrán mantenerse las anteriores.
En definitiva, con este proyecto, Petronor se adapta a las necesidades del mercado, transformando con esta nueva instalación un combustible en desuso en productos que demanda la sociedad, ayudando al desarrollo económico de nuestro país, garantizando su futuro y generando empleo.
Joaquín Ayani Almagià
Ingeniero industrial y coordinador
del proyecto URF de Petronor S.A.