Intervención de Emiliano López Atxurra (50 Aniversario de la constitución de Petronor, S.A.)

Majestad, gracias por acompañarnos en este día tan especial.

Ministro, Diputado General de Bizkaia, Delegado del Gobierno, Consejera de Desarrollo Económico e Infraestructuras, alcaldes, autoridades, compañeros de Petronor, Repsol y Kutxabank, amigos todos: egun on, buenos días. Gracias a todos por estar hoy aquí.

No hay lugar más idóneo que éste para celebrar los 50 años de Petronor. Y difícilmente puede haber mejor momento para reafirmarnos en los valores de la industria, la apuesta por la fortaleza tecnológica, en el coraje para consolidar y conquistar mercados, en la necesidad de establecer alianzas y, en definitiva, para rendir un merecido homenaje a las personas e instituciones que han hecho posible que hoy podamos reunirnos aquí. Habéis hecho posible que una columna vertebral muy significativa del bienestar de Bizkaia y del País Vasco, como Petronor, siga viva, con salud y con ilusión.

Ya lo dijo Bernart Etxepare, el príncipe de las letras vascas, en la epifanía literaria de 1545: Ogirik ez dakusat biltzen, hazi erein gaberik. Es decir, que no es posible recoger pan, sin antes haber sembrado. Y este cincuenta aniversario es la prueba evidente de la constante labor de siembra de quienes nos precedieron.

Vaya, por tanto, nuestro recuerdo y agradecimiento más sinceros a la generación empresarial que nos ha precedido, magníficamente representada y simbolizada por quien fuera impulsor y primer presidente de Petronor, Enrique Sendagorta, y que apostó para que el País Vasco y España fueran industrial y tecnológicamente capaces de subirse al tren del futuro. Tuvieron visión estratégica, coraje, decisión y hambre de futuro.

Asimismo, no quiero dejar pasar esta ocasión sin hacer también una mención de reconocimiento a nuestros accionistas, por la decisión firme de apuntalar una empresa y una industria que está evolucionando a las transformaciones del mercado de la energía y la movilidad. Y sobre todo nuestro más profundo agradecimiento a cada uno de los miles de trabajadores que de una u otra forma, a lo largo de estos 50 años, han aportado su esfuerzo personal al éxito colectivo. Mila esker bihotzez.

Hoy y aquí, cincuenta años más tarde, nuestra obligación no es otra que consolidar este proyecto industrial y hacerlo evolucionar para que se adapte a los desafíos del nuevo escenario de la energía y la movilidad, y en un mundo donde la sostenibilidad es y será la matriz de su crecimiento y el fundamento de su bienestar. Con los pies en el suelo pero con las luces largas.

Estamos motivados, no en vano disponemos de un ecosistema tecnológico con grandes capacidades, equiparables a los mejores en el concierto europeo de la tecnología y la innovación. Estamos haciendo una apuesta por integrar estas capacidades tecnológicas a nuestras necesidades industriales convencionales, pero también para aplicarlas a los nuevos requerimientos que afloran en el apasionante mundo de la transición energética. Una transición que va transformar profundamente el mercado de la energía y la movilidad en un mundo cada vez más urbano.

Reconocemos el pasado y por eso mismo tenemos que ser solidarios con las generaciones futuras. Somos lo que somos porque unos lo fueron antes; y otros lo serán más tarde en la medida en que nosotros seamos capaces de serlo ahora. Tenemos la responsabilidad de gestionar la herencia recibida y proyectarla a otros nuevos 50 años. Es nuestra obligación porque además lo tenemos prácticamente todo: personas formadas, capacidades tecnológicas, visión estratégica, coraje y hambre de futuro. No tenemos excusa para no reverdecer la ilusión.

Por último no quisiera pasar esta ocasión para reafirmar que si podemos, porque España tiene fortalezas tecnológicas e industriales significativas. Pongámoslas en valor sin complejos, porque el objetivo no es otro que ser actores del renacimiento tecnológico industrial europeo, y protagonistas también de la transición energética, tanto en la Unión Europea como en la Comunidad Iberoamericana. Y para ello no hay mejor simil que el de una trainera. Trabajemos juntos, con la mirada larga, con la ambición de conquistar el futuro y el esfuerzo como santo y seña.

Gracias a todos por haber querido compartir este día con nosotros. Mila esker.

Majestad, usted forma parte de estos 50 años. Compartió con nosotros la inauguración de nuestra planta de URF que fue la mayor inversión que nunca se ha hecho en Euskadi y sé que ha seguido de cerca nuestra vida empresarial, es por eso un verdadero placer que hoy comparta de nuevo este gran momento de nuestra historia.

Por todo ello, antes de terminar, le ruego Majestad que proceda a descubrir la placa que recoge la conmemoración oficial de este 50 aniversario.