Cambio climático, transición energética y política tecno-industrial deben responder a una misma estrategia

Emiliano López Atxurra.
“La transición energética y el cambio climático van de la mano, y el desafío que comportan no tiene fronteras y está en el corazón de la competitividad por el liderazgo tecnológico e industrial de la nueva economía mundial del siglo XXI”,  ha manifestado el presidente de Petronor, Emiliano López Atxurra, en el Foro 2019 que, bajo el título “Energía para una nueva movilidad”, ha organizado la Fundación Corell en Madrid.

El presidente de Petronor ha asegurado que la polémica sobre “el diésel está enturbiando el debate de fondo”. A su juicio “el foco tiene que ponerse en la reducción de las emisiones, la huella real de carbono en la cadena de valor de la energía y la movilidad en sus diferentes formas, la neutralidad tecnológica necesaria y el compromiso de consolidad la industria europea”.

Respecto a la movilidad, dentro de un proceso de urbanización acelerada, López Atxurra ha subrayado que  “está aflorando la urgente necesidad de abordar la planificación y gestión de los sistemas urbanos en términos sostenibles”  y, de cara a un futuro a medio plazo, ha denunciado  “la contradicción de un sistema urbano y de infraestructuras planificado y gestionado conforme al mundo analógico”, además de indicar que el gran desafío no es otro que “planificar y gestionar políticas territoriales y urbanas adecuadas a un mundo diferente y digital”.

López Atxurra ha criticado la  “falta de estrategia nacional con respecto al desafío tecno-industrial”  y ha reivindicado un pacto de Estado que establezca  “las condiciones para que seamos actores del renacimiento tecnológico e industrial europeo. El futuro se construye, no se predica”.

El presidente de Petronor considera la transición energética como una oportunidad para lograr tres objetivos estratégicos: 1. Recuperar el peso de la Unión Europea en una sociedad internacional en transformación. 2. Situar el desafío tecnológico e industrial en el corazón del proyecto europeo y evitar el riesgo real del declive de Europa frente a otras geografías económicas. Y 3, Abordar la ineludible Unión Energética Europea por que, sin ella, no habrá transición energética.