El fondo fotográfico y cinematográfico que nos ha legado la familia Zubiaurre adquiere una explicación coherente cuando se observa desde la óptica de los usos sociales de la fotografía, desde un enfoque historiográfico que ofrece una interpretación sólida sobre el fenómeno social y cultural que supuso la penetración del medio fotográfico en el espacio privado. Un proceso que vino de la mano del amateurismo y que resultó fundamental para la aparición de crónicas de la vida familiar que se centraban sobre todo en las actividades de ocio y esparcimiento. Pero Ramón y Valentín no fueron unos aficionados al uso, dado que su formación pictórica los dotaba de una extensa cultura visual, una capacidad para mirar la realidad y generar imágenes muy superior a la media de los amateur de su tiempo.
Durante la presentación, Emiliano López Atxurra, presidente de Petronor, ha comentado que, “tenemos en el Museo de Bellas Artes la oportunidad de contemplar la cotidianidad a través de los soportes más modernos de aquella época, y poder enseñar a las generaciones jóvenes y a nuestros niños y niñas que cuando hay ilusión, hay imaginación y hay fuerza; se puede hacer todo, desde todos los soportes más modernos que se tengan”.
Así pues, a través de la memoria gráfica que construyen sus fotografías y películas, los hermanos Zubiaurre articularon un imaginario que permite conectar estos dos medios con su producción pictórica.
Miguel Zugaza, director del Museo de Bellas Artes de Bilbao, por su parte, ha dado las gracias a la refinería muskiztarra , “sin su colaboración no habría sido posible”.
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