Durante la parada, las medidas enfocadas a evitar los impactos exteriores van enfocadas en tres líneas: impacto visual, ruidos y olores. Cada una de ellas tiene asociadas unas líneas de trabajo específicas.
Por un lado, en las unidades que tienen parada por arrastre -aquellas que paran a consecuencia de la parada general de utilities 3- y, por tanto, donde no se va a intervenir en el interior de equipos, el vaporizado a atmósfera se ha sustituido por una fase de inertización con N2, evitando así el ruido e impacto visual de esta etapa.
Además, se ha extendido la realización de limpiezas químicas. Si bien estas prácticas aumentan la seguridad al facilitar la descontaminación de ciertos sistemas, reducen sensiblemente también los problemas de olores en las aperturas a atmósfera de equipos o circuitos. Esto se ha realizado en unidades de aguas ácidas o sistema de antorcha.
Cabe destacar, la generación de un calendario de aportaciones líquidas por parte de los departamentos productivos. En él se recogen las fechas estimadas de aportación, su volumen y las principales características esperables. Con eso, y junto con el departamento de tanques, se busca la mejor manera de sacarlo de planta sin que afecte al DAR (Depuradora de Aguas Residuales). Así, en el caso de corrientes con un potencial alto de impacto en la planta de tratamiento de aguas, éstas se vehiculan vía cisterna. En el resto, aquellas que se envían vía aceitosas, el conocimiento por parte de todos los implicados de las fechas previstas de envío y de sus características, permite modular el vertido en caso necesario.
Estas son sólo tres de las medidas más significativas que se están llevando a cabo durante la parada general. Un periodo en el que el control de emisiones e impactos se agudiza aún más, estudiando medidas preventivas a aplicar para evitar o minimizar dichos impactos.