Con ocasión de su intervención en el Congreso de Directivos CEDE reunido en el BEC, el presidente de Repsol hizo hincapié en los tres grandes ejes de la energía: sostenibilidad –lo menos intensiva en carbono–, seguridad de suministro y precio competitivo. A su juicio, olvidando que los tres están interrelacionados, y confiándose a una sola fuente (Rusia), Europa ha primado el objetivo medioambiental, la invasión de Ucrania ha puesto en entredicho la seguridad de suministro y los precios se han disparado.
El presidente de Repsol dejó entrever la falta de realismo de la Unión Europea cuando, siendo únicamente responsable del 10% de las emisiones del mundo, se plantea objetivos de disminución de emisiones dentro de sus fronteras, a base de exportarlas a otras áreas geográficas fuera de la Unión. Fue también directo cuando se refirió al sinsentido de presentar como un gran logro la no explotación de las reservas propias de gas, a costa de importarlo desde los Estados Unidos.
Contundentemente favorable al objetivo de descarbonización para el año 2050 y, tras asegurar que estamos a tiempo pero “tenemos que aprender de los errores”, insistió en que la electrificación es necesaria pero no suficiente y que el realismo exige establecer objetivos y ritmos alcanzables. Recordó que las inversiones requieren seguridad jurídica, y que la solución pasa por la neutralidad tecnológica, la transparencia en los costes y la asunción de que “para ser verdes hay que pagar una prima verde”.