En su opinión, hay soberbia porque se piensa que “las cosas van a ser fáciles” y, si se habla de movilidad y del vehículo eléctrico, López Atxurra se preguntó “qué reconversión hay que hacer en el sector de la automoción”, porque, tal y como recordó, “en Europa hay 12 millones de trabajadores en ese sector, y hay que medir bien las cosas para cambiar a 12 millones de personas” respecto a su labor.
El presidente de Petronor cree que habrá “una gran evolución en los combustibles sintéticos, y si la regulación del precio facilita esos motores, el desarrollo tecnológico y demás, canalizarán las oportunidades para otro tipo de movilidad”, donde, a su entender, “el motor de combustión tendrá un papel, porque los motores serán generadores de energía”.
En cuanto a la apuesta por impulsar el vehículo eléctrico, señaló que hay de por medio elementos ideológicos y políticos que están haciendo que “la gente no compre vehículos, porque no sabe cómo va a ser el futuro”. “La movilidad eléctrica no sirve de nada si no tienes puntos de recarga”; y, en este sentido, desde el punto de vista de la regulación, “no se ha facilitado de ninguna manera crear y afianzar las infraestructuras para impulsar esos puntos de recarga”, añadió.
Ante esta realidad, se preguntó “por qué se apuesta por la estrategia del coche eléctrico pero, desde el punto de vista regulatorio, no se facilitan las infraestructuras para promover los puntos de recarga”. En su opinión, “esa es la clave” ya que, en España, en estos momentos existe lo que calificó como “una tremenda disfuncionalidad entre el discurso y la realidad regulatoria”. Así, lo que desde el sector se está pidiendo a la administración es “que propicie un marco regulatorio que facilite todos estos desarrollos, porque si no, no será posible”.
Tras recordar que las empresas deben realizar inversiones tecnológicas porque creen en ellas, López Atxurra señaló que, teniendo eso en cuenta, “y sabiendo que Europa ha posibilitado numerosos recursos financieros, y que nuestros competidores americanos y chinos también lo han hecho”, lo que piden las empresas es “jugar con las mismas reglas”, algo que requiere que los proyectos sean “sólidos, porque con esos proyectos sólidos la Comisión Europea va a ayudar”.