La Virgen del Socorro volvió ayer a su ermita en la tradicional procesión de la romería del Socorrillo, celebrada en Pobeña, tras pasar casi un mes en la iglesia de San Nicolás de Bari.
Vecinos del municipio y alrededores custodiaron a la patrona de pescadores y marineros, desde la iglesia de San Nicolás de Bari, en su camino de vuelta a la ermita. Como es habitual, durante la procesión se le arrojaron pétalos de rosa, se le bailó un aurresku y se la acercó a visitar a los aitites y amamas de la residencia de Pobeña. Posteriormente hubo una misa mayor en su honor.
La romería ha contado con el apoyo de Petronor.