El ecoárido se produce al mezclar las cenizas procedentes de la incineración de residuos sólidos urbanos con CO2 capturado, obteniendo un material con propiedades adecuadas al uso en construcción. Y es uno de los grandes ejemplos de cómo la economía circular puede ayudar a sectores tan estratégicos como el de la construcción en su camino hacia la sostenibilidad. “El uso y fijación de dióxido de carbono contribuye a la lucha contra el cambio climático, lo que supone realmente un beneficio extraordinario” cuenta el dr. Peter Gunning, responsable de I+D de la empresa británica O.C.O. Technology Limited, junto al proyecto que desarrolla Petronor.
La primera meta del proyecto es producir 56.000 toneladas anuales de ecoáridos, “lo que supone contribuir a construir alrededor de 50 edificios de 4 plantas y dos viviendas por planta”, señala Ainhoa Martín Morante, Innovation Project Manager en Petronor Innovación. El sistema se podría escalar a otras refinerías de Repsol e incluso extender a todo el país. Esta es una de las razones por las que ha obtenido el apoyo de la Comisión Europea, con una ayuda de 3,2 millones de euros del Innovation Fund.
Así, con este proyecto de producción de ecoáridos se consiguen varios objetivos que cumplen con las políticas de economía circular y sostenibilidad en la lucha contra el cambio climático, y se contribuye a alcanzar el objetivo de Repsol de ser una compañía cero emisiones netas en 2050. Ayudando a la descarbonización de la industria, ya que el CO2 generado no se emitirá a la atmósfera sino que se captura y acaba siendo reutilizado para la transformación de las cenizas, lo que además evita el depósito en vertederos.
Se estima que en la primera fase de este proyecto de ecoáridos se va a reutilizar 22.000 toneladas anuales de cenizas y se va a capturar 2.200 toneladas anuales de dióxido de carbono.
Con la llegada de estos ecoáridos al sector de la construcción, las futuras casas, carreteras y otras infraestructuras se pueden convertir en agentes capturadores de CO2. Otro sueño posible gracias a la ambición investigadora del Grupo Repsol por la descarbonización y a la innovadora tecnología de O.C.O.