Decía el antropólogo Julio Caro Baroja que basta abrir los ojos ante los hitos históricos de Euskal Herria para percatarse de que los tiempos nos han sido propicios cada vez que hemos sabido actuar de cara al mar y, por el contrario, las crisis han podido con nosotros siempre que, por una razón u otra, le hemos dado la espalda.
No parece conveniente generalizar, y menos aún en cuestiones marinas que, al menos aparentemente, es difícil puedan afectar por igual tanto a la cornisa cantábrica como a la llanada alavesa, pero por encima de intereses más o menos locales es evidente que actividades e iniciativas tan marcadas como el descubrimiento de América, la pesca de la ballena, el Consulado de Bilbao, la exportación de hierro o la industria naviera han acompañado a épocas de expansión, mientras que el declive de la aventura americana, la inflexión de la pesca, la pérdida de instituciones propias o la mitificación del caserío han coincidido con ciclos de depresión.
Sea como fuere, de ser cierta la apreciación de un erudito de la talla de Julio Caro Baroja, la gran cuestión sería ahora saber si en estos precisos momentos miramos al mar o le estamos dando la espalda. Más aún, ¿qué significa en el siglo XXI mirar al mar? ¿Qué se supone que sería darle la espalda?
Don José María Arizmendiarrieta, ideólogo e impulsor por excelencia del movimiento cooperativista vasco decía que “el signo de la vitalidad no es durar, sino renacer y adaptarse”. Es decir, que la clave del éxito no consiste en poner en marcha el retrovisor de la historia y empeñarse en seguir siempre haciendo lo mismo, sino en la capacidad de adecuarse y adaptarse a los nuevos tiempos y a las nuevas necesidades.
Probablemente el pueblo de Zierbena poco tiene que ver hoy con la necesidad de emigrar a América, la ausencia periódica de los cabezas de familia durante largas e interminables mareas, el trasiego constante del mineral de hierro o el abandono de las instituciones propias. Pero, como no podía ser de otra forma, Zierbena sigue mirando al mar y lo hace a su modo y manera.
Zierbena mira hoy al mar como uno de los puntos estratégicos de Bizkaia y Euskadi. Lo hace desde la convicción de que el futuro pasa precisamente por potenciar junto al mismísimo mar actividades otrora impensables como la promoción del ocio, el impulso del turismo o la generación de energía.
Y, adoptando el símil de la trainera, lo hace desde la cooperación y el trabajo compartido, desde el esfuerzo común, desde la apuesta por una juventud formada en valores de equipo. Lo hace proa al mar. A ese milenario mar que siempre estuvo ahí y nunca dejó de ofrecer oportunidades para quienes supieron encontrarlas.
Víctor Pérez de Guezuraga
Director General de Petronor