Este decidido deustuarra comenzó su andadura en Petronor hace 17 años, el 1 de julio de 1999, y desde entonces su proyección profesional dentro de la compañía ha sido imparable, con enriquecedoras experiencias que le han llevado a cruzar el charco, para adquirir nuevas responsabilidades fuera de Euskadi.
-¿Cómo surgió la oportunidad de irte a Canadá, a Canaport?
Estaba de jefe de mantenimiento en Petronor y en mayo del 2014 Paco Vázquez (Director Ejecutivo de Refino) me propuso pasar al negocio de Gas & Power como General Manager de Canaport LNG que es una planta regasificadora un poco más grande que Bahía Bizkaia, y que en ese momento estaba fuera de Downstream. Me pareció un proyecto bonito y les dije que sí.
-¿Qué nos puedes contar del negocio Gas & Power y de Canaport?
El negocio de gas es completamente diferente al de refino, son formas de trabajar distintas, con nominaciones diarias. El día anterior te marcan la producción y en el intradía tienes varias modificaciones. Es una producción a demanda, online. Así mismo es un negocio muy internacional.
Canaport es una planta nueva que se inauguró a finales del 2009. Es una planta moderna y muy eficiente. Así mismo, es mucho más sencilla que una refinería.
-¿Cuál ha sido tu labor allí?
En la zona este de Canadá somos el único negocio de Downstream y estuve allí de director general de la planta, con responsabilidad total en su gestión: recursos humanos, producción, ingeniería, mantenimiento, legal…
Es una empresa participada por Repsol en un 75% e Irving Oil en un 25%. Dentro de mis funciones la gestión de los socios era una parte importante, también el mantenerlas relaciones con la comunidad y autoridades. Es un negocio fuertemente regulado por lo que este tema es muy importante.
-¿Cuál ha sido tu meta desde que tomaste las riendas de Canaport?
Garantizar una operación segura y fiable para poder captar el margen cuando existiera.
Cuando me fui siempre tienes la incertidumbre de la adaptación, pero la experiencia que coges en una refinería como Petronor te prepara para lidiar con plantas más pequeñas. Sí que los aspectos legales, los stakeholders… son partes que he tenido que aprender a hacer. En Petronor mi labor era más operativa y en Canaport ha estado mucho más enfocada a la gestión general.
-¿Cómo valorarías esta experiencia?
Han sido dos años maravillosos a nivel personal y profesional. Una experiencia muy buena de la que estoy tremendamente agradecido. Me ha servido para aprender áreas en las que no había trabajado. Se siente la responsabilidad cuando estás de máximo responsable y tan lejos, pero cuando las cosas salen bien es muy gratificante.
El 80% de mi éxito es de mi mujer. Abogada economista, pidió excedencia en su trabajo y se vino conmigo. Desde el primer día se volcó en labores de voluntariado para la comunidad y la huella que ella ha dejado allí es mucho más importante que la mía. Que tu pareja se adapte y disfrute es fundamental, porque es una experiencia de dos.
-¿Cuál es el recuerdo más bonito y el momento más duro vivido en Canadá?
Bonitos tengo tantos que no cabrían en la entrevista. La gente, los paisajes, las nevadas… Si tengo que decir uno, recuerdo que cuando sabía que me iba a ir de Canaport, tras hacer un clean up (modernización) de la Terminal, me dieron un vídeo sorpresa en la que todos y cada uno de los empleados de la planta participó y fue muy bonito.
Lo más duro fue cuando nos dimos cuenta que había que comunicar a la gente que el proyecto de licuefacción no se iba a hacer; se paró la inversión por las condiciones del mercado y comunicárselo a la gente fue difícil.
-¿Qué crees que ha aportado tu gestión a Canaport?
Yo creo que las culturas de funcionamiento de los negocios en Upstream y Downstream tienen sus peculiaridades. Yo me he centrado en implantar un modelo de gestión de la compañía, según los procesos y valores habituales en Downstream: desarrollo de procesos, trabajar por indicadores, control del performance mediante KPIs, control de costes, etc.
-Ahora, tras pasar casi dos años en Canadá, vuelves a Petronor…
Me ofrecieron la posibilidad de volver, me informaron del proyecto actual de Petronor y me pareció retador. Sin duda es una suerte poder participar en un proceso de transformación tecnológica, pasar de un sistema de producción convencional a un modelo digital. Me dio una pena terrible irme pero estoy encantado de volver a mi casa. Lo importante es estar feliz donde estés.
-Eres el nuevo director de Fiabilidad y Mantenimiento, ¿cómo afrontas esta nueva etapa?
Es un reto, un nuevo puesto. Al haber trabajado anteriormente en Petronor la novedad es menor pero los retos están ahí. En este negocio o eres el mejor o cierras. Hay que ser el mejor, ser el más eficiente, porque vendemos commodity (producto comercial).
Estamos en una etapa nueva, en la que se está intentando expandir el negocio de Petronor a otras áreas de innovación. Es excitante poder transformar nuestro conocimiento en servicios, en temas como la eficiencia energética, así como crear nuevo valor a partir de nuestra fortaleza como generadores de energía. Hay que ver cómo somos capaces de afrontar estos nuevos tiempos, porque tenemos que adaptarnos a ellos.