La encina

Uno de los árboles que todavía abundan en los bosques colindantes a la refinería de Petronor son las encinas cantábricas. Si bien antaño eran muy abundantes en toda la cornisa cantábrica, en la actualidad cada vez son más escasos los bosques de encinar cantábrico bien conservados. La encina (Quercus ilex), también llamada carrasca, es un árbol perennifolio que se ramifica desde muy cerca del suelo para formar una copa densa, amplia y abierta, de forma redondeada.




Se caracteriza por tener un tronco robusto, recubierto por un ritidoma pardo negruzco subdividido en pequeñas placas y un sistema radicular profundo y extendido.

Las hojas, que permanecen en el árbol hasta tres o cuatro años pueden ser largas y estrechas u ovaladas, con salientes espinosos o con los bordes ondulados o lisos. Son ásperas por el haz, brillantes y de color verde negruzco, mientras que el envés es pubescente y verde grisáceo. Miden entre 2 y 7 cm de longitud y de 2 a 4 cm de anchura.

Los amentos masculinos son de color amarillo y cuelgan en buen número del extremo de las ramillas. Las flores masculinas, poco vistosas, poseen un perigonio de 3 a 7 piezas y un número variable de estambres. Las femeninas, solitarias o en grupos de dos o cuatro, tienen estilos divergentes y estigmas claviformes de color rojizo.

Su fruto es una bellota oblonga y puntiaguda, con la cúpula de escamas apretadas y tomentosas. Miden unos 2 cm o más y se presentan solitarias o en grupos de 2 ó 3, cubiertas por profundas cápsulas escamosas.

Son de color verde claro y nacen sobre un corto pedúnculo. Su sabor recuerda al de las castañas, aunque algo más amargas.

Encina

La raíz está formada por una principal, larga y fuerte, con otras laterales rastreras y ramificadas.

En Euskadi habitan dos subespecies, Quercus ilex ilex, y Quercus ilex rotundifolia.

Quecus ilex ilex puede alcanzar una altura de 30 metros y se encuentra en la zona costera de Bizkaia y Gipuzkoa. Se caracteriza por tener una copa habitualmente poco densa y unas hojas entre lanceoladas y oblongo-lanceoladas que cuando nacen suelen ser aserradas. Muestra una especial preferencia por los terrenos calcáreos y está presente en laderas soleadas.

En cambio Quercus ilex rotundifolia es más pequeña mide entre 8 y 15 metros y vive en el sur de Álava. Se caracteriza por tener una copa densa y redondeada y unas hojas entre orbiculares y lanceoladas que cuando nacen suelen ser espinoso-dentadas. En Extremadura se utiliza su bellota para alimentar al ganado porcino.

PUEDE LLEGAR A VIVIR HASTA MIL AÑOS

La encina es una especie, sumamente longeva, ya que puede vivir hasta un mileno. Florece durante la primavera y las bellotas maduran a mediados de otoño.

Generalmente habita a altitudes comprendidas entre el nivel del mar y los 1.500 metros.

Aunque se la puede hallar en todo tipo de suelos (salvo los arcillosos o compactos), muestra especial preferencia por los suelos ligeramente básicos que tengan una precipitación anual que oscile entre los 500 y los 700 mm y los lugares oleados. Soporta bien la sequía estival y es muy resistente a los incendios ya que tiene la capacidad de rebrotar de raíz.

La encina, árbol sagrado de Zeus, de celtas y druidas, es el árbol dominante de los climas secos. Por ello, su área de distribución comprende toda la cuenca mediterránea, donde se extiende en la parte oeste hasta la vertiente atlántica de Francia, España y Marruecos.

 

 

CURIOSIDADES

Encina

La madera de este árbol es dura, compacta, densa, pesada y difícil de trabajar y de fácil flotabilidad. Se tuerce y se resquebraja al secarse, lo que la hace menos apreciada. Sin embargo es buena para quemar y para la fabricación de carbón vegetal.

Su corteza es rica en tanino y las bellotas constituyen un excelente alimento para el ganado porcino, considerándose que los cerdos alimentados con el fruto de la encina ofrecen los jamones de mejor calidad.

Por ello, a menudo se cultivan encinas para formar dehesas donde pasta el ganado porcino y el bovino.

Con las bellotas de encina también se elaboran licores.