La vida de las truchas del Barbadún
En los afluentes del Barbadún e incluso en el este mismo río, cuando la marea deja paso a las aguas dulces, habita un pez considerado como el rey de los ríos, nos estamos refiriendo la trucha común (Salmo trutta fario).Excelente nadadora y saltadora, al igual que su primo el salmón, son capaces de salvar obstáculos de considerable altura. Su alimentación es muy variada y va desde crustáceos y pequeños peces hasta insectos.
La trucha común puede ser considerada como un animal más bien nocturno, ya que generalmente durante el día permanece escondida entre las piedras y los salientes de la orilla o en las cavidades y refugios formados por las rocas de las aguas donde habita. Mientras permanece inmóvil, está vigilando atentamente sus alrededores, al acecho de su presa. Si se aproxima algún pececillo, conserva su inmovilidad hasta que la víctima se pone a su alcance; entonces se abalanza sobre ella como un resorte, propulsándose mediante un brusco coletazo de su aleta caudal. Si bien los ejemplares jóvenes se nutren de pequeños insectos, gusanos, sanguijuelas o renacuajos, las grandes truchas demás de un kilo de peso se muestran sumamente voraces y persiguen a todo tipo de animales, incluídos sus propios hijos.
Lugares estratégicos
Las truchas tienen la costumbre de situarse en lugares estratégicos del río para procurarse el sustento diario, siendo los ejemplares más fuertes los que logran los mejores sitios.
Amante de las aguas frías y oxigenadas, los ejemplares adultos buscan durante el invierno los fondos algo profundos para allí, semialetargados, reposar en un sueño invernal. Al bajar las aguas de los deshielos vuelven a recobrar su actividad y emigran por el río para buscar alimento. Este despertar depende de la latitud donde vivan y de la temperatura de las aguas, siendo en Europa central entre marzo y junio.
Una cuna de agua
Desde mediados de octubre y hasta bien entrado el mes de diciembre las truchas comunes del Barbadún y de todos los ríos cantábricos, ríos entran en celo. La papila sexual de los adultos aumenta de tamaño y su piel se altera, pues las escamas dorsales y ventrales de los machos se cubren de una excrecencia de color negruzco.
Durante este período ambos sexos se diferencian con facilidad , ya que el macho pierde sus dientes prensiles y adquiere otros mayores llamados dientes nupciales. Al mismo tiempo se va formando una protuberancia en forma de gancho en la mandíbula inferior que le confiere un aspecto característico.
Todos los individuos acuden a desovar al lugar del río que les vio nacer, por lo que ascienden hasta su cabecera superando desniveles y corrientes rápidas hasta alcanzar las aguas poco profundas, limpias y frías de los arroyos de montaña, cuya oxigenación permite el desarrollo y supervivencia de los alevines.
Los machos suelen madurar sexualmente a los dos años de vida, uno año antes que las hembras.
Diciembre, época de desove
Hacia el mes de noviembre o diciembre las truchas en celo llegan a sus puntos de freza del río Mayor, que es como se llama el Barnadún en sus aguas dulces.
Estos lugares están en su cabecera y suelen ser remansos con fondo arenoso. Las hembras suelen llegar antes que los machos y escogen las zonas más apropiadas para depositar los huevos. Cuando llegan los machos, las hembras levantan la arena y el cieno del fondo mediante fuertes movimientos de su cola para preparar una cavidad ancha y baja.
La pareja se coloca el uno al lado del otro y permanecen durante largo rato en esa posición. Al llegar la noche acontece la freza. A medida que la hembra expulsa sus huevos, al friccionar su vientre contra la arena del fondo, su compañero, ligeramente detrás de ella, los fecunda rociando sobre ellos su esperma. A menudo se pueden ver a varios machos acompañando y fecundando los huevos de una sola hembra. Esta rudimentaria poliandra no conlleva ninguna agresividad entre ellos. La sincronización entre la apuesta y la eyaculación queda asegurada mediante la presencia de sustancias químicas que se esparcen por el agua, al tiempo que salen los huevos. Después de fecundados son cubiertos por una fina capa de arena.
Las truchas sólo utilizan para desovar lugares donde la gravilla está bañada por una corriente de agua con el fin de que ésta arrastre a los huevos no fecundados, cuyo peso es menor y aporte el suficiente oxígeno a los que quedan bajo la arena. Se ha calculado que las hembras ponen por cada kilo de peso entre 1.500 y 2.000 huevos amarillo verdosos de 4 a 5 milímetros de diámetro.
Tras finalizar el desove las truchas exhaustas, se dejan arrastrar por la corriente hasta los lugares de donde partieron, río abajo. Poco a poco comienzan a alimentarse para preparar su próxima freza un año más tarde. Algunos ejemplares no sobreviven a la puesta y se les puede ver flotando en la corriente.
Si la temperatura del agua es apropiada -12 grados-, los huevos eclosionan en unos 35 días. Los diminutos alevines, translúcidos y provistos de un gran saco vitelino del que se alimentan durante sus primeros días de vida, se esconden nadando torpemente entre las piedras del fondo para resguardarse del ataque de otros peces. Al principio permanecen casi inmóviles, agitando simplemente sus aletas pectorales, aún rudimentarias. Transcurridas un par de semanas se va coloreando su dorso y flancos y al cabo de un año superan los 10 centímetros. Al año siguiente maduran sexualmente con un tamaño de 25 centímetros y un peso de 150 gramos.
Numerosas variedades
La trucha tiene tantas variedades que se ha llegado a decir que no hay dos truchas iguales. Existen entre ellas tres subespecies, que son las variedades más importantes: la trucha de mar o Salmo trutta trutta, la trucha de río o común, Salmo trutta fario y la trucha de lago o Salmo trutta lacustris, ésta última subespecie está ausente de las aguas dulces de Euskadi.
El colorido de estas tres variedades es diferente y también sus costumbres, pues mientras que la marina pasa parte de su vida en el mar, regresando a los ríos en la época de puesta, la común, permanece siempre en el río, ascendiendo más o menos por él y por sus afluentes durante la época de desove.
La trucha lacustre habita en lagos, que sólo abandona para reproducirse. Para ello asciende por los arroyos que lo alimentan hasta sus cabeceras, para depositar allí sus huevos.
¿Cómo reconocerla?
La trucha común o de río tiene un cuerpo fusiforme de corte oval, algo alargado y cubierto de pequeñas escamas, pudiéndose contar de 110 a 125 en su línea lateral.
Los flancos son de un verde claro amarillento y el vientre blanquecino sucio, algo plateado. La cabeza est salpicada por numerosas manchas negras más o menos redondeadas, así como el dorso, flancos y aletas, excepto la adiposa y la caudal. También presenta en los flancos unos puntitos brillantes anaranjados que están orlados de blanco y, a menudo, también anaranjado el extremo de la aleta adiposa.
Cuando la trucha de río es muy joven y no mide más de 7 u 8 cm, su colorido es muy similar al de los salmones llamados pintos.
La cabeza de la trucha es fuerte y generalmente achatada, pero hay dos tipos diferentes, uno de cabeza chata y otro en punta. Su boca rasgada y grande, es relativamente mayor que la del salmón, pues el extremo posterior del maxilar de la vertical pasa fácilmente de la mitad del ojo.
Sus mandíbulas están provistas de numerosos dientecillos, sobre todo la inferior, así como el vómer y la lengua.
El peso habitual de las truchas que viven en los arroyos que superan los 1.500 metros de altitud es de unos 100 gramos, con una longitud de 20 cm. En casos excepcionales estas truchas alcanzan un tamaño de 40 cm y un peso de casi dos kilos.
En los ríos grandes, la longitud habitual es de 30 cm y un peso que oscila entre los 200 y los 500 gramos, alcanzando a menudo hasta un kilo. Pero excepcionalmente pueden llegar a medir hasta 90 cm. y pesar de 6 a 9 kilos.
CURIOSIDADES
Su coloración es muy variable. Las poblaciones que habitan en las aguas cristalinas de los arroyos de alta montaña presentan una coloración más brillante, y las manchas anaranjadas de su cuerpo son de un tono más vivo. En cambio en los grandes ríos su coloración es más difusa, apagada y p lida, siendo en los lagos profundos de un tono más oscuro y azulado en el dorso, pero más plateado en sus flancos y vientre. Por lo general, el color de la trucha varía por la edad, el lugar en que vive, el sexo, la estación del año.... La coloración más habitual es la de los ejemplares con el dorso y la parte superior de los flancos de un tono pardusco, con reflejos verdosos.