El modelo energético sostenible

“Necesitamos un modelo energético con garantía de suministro y competitivo pero que, a su vez, asegure que la generación de nuestras hijas e hijos tenga también un modelo de desarrollo económico y social como el nuestro, sin dejarles herencias indeseables. En definitiva, un modelo energético debe ser sostenible” ha manifestado Josu Jon Imaz, dentro de las jornadas que sobre “Energía y desarrollo sostenible en el siglo XXI” ha organizado el Colegio Oficial y Asociación de Químicos del País Vasco.

En expresión de Josu Jon Imaz, “sólo los modelos que garanticen el suministro, nos den energía competitiva y sean medioambientalmente sostenibles son válidos. Además, deben de mantenerse a largo plazo, para que haya empresas que inviertan en infraestructuras y tecnología con una expectativa de recuperar la inversión. No podemos tampoco olvidar que hoy una de cada cuatro personas en el mundo no tiene electricidad en su casa y, mientras los europeos tenemos cincuenta coches cada cien habitantes, los chinos sólo tienen dos. Es razonable pensar que los africanos e hindúes aspiren a tener luz y frigorífico en su casa, y que los chinos, sin llegar a nuestras cifras, aspiren a aumentar su parque automovilístico. El modelo energético tiene por tanto que ser capaz de responder al aumento de la demanda que se va a producir en el mundo en los próximos veinte años”.

 
A juicio de Imaz, “a partir de aquí debatamos sobre el petróleo, el gas, la nuclear y las renovables. Quizá lleguemos a la conclusión de que las necesitamos a todas. Y si tratásemos de resolver los problemas que cada una de ellas tiene (las emisiones de las energías fósiles, los residuos en el caso de la nuclear, los costes y la dificultad de almacenamiento de las renovables), posiblemente tendríamos la solución. No es sencilla, pero sólo hay tres recetas para alcanzarla: tecnología, tecnología y más tecnología. Y, por qué no, puestos a pedir: un debate sereno y un poco de consenso”.