Quo vadis 2017? La fuerza de la esperanza

En 2017 se cumplen 40 años de la publicación de la obra de Kenneth Galbraith, “Tiempos de incertidumbre”. A diferencia de 1977, tal y como ha titulado recientemente un artículo el profesor de Economía de Berkeley, Barry Eichengreen, estamos ante “Tiempos de híper-incertidumbre”.

El mundo de 1977 poco tiene que ver con el actual en términos tecnológicos, geoeconómicos y geopolíticos, y las incertidumbres, tanto económicas como políticas, se han apoderado globalmente del mundo. Traigo a colación esta efemérides porque es bueno tener perspectiva, para así evitar la tentación creciente de que la unidad tiempo se reduzca a nuestro ombligo — olvidándonos, por ejemplo, del reciente centenario de Verdún– y tomemos conciencia de dónde venimos para saber a donde tenemos que ir.

Los riesgos económicos aceleran los riesgos políticos pero ello no nos debe conducir al pesimismo. Al contrario, nos debe servir de motor para ser militantes de la esperanza, como expresaba el Padre Casaldáliga, en Brasil, ante la desesperanza de las injusticias sociales y económicas.

La restructuración de la economía de China, el aterrizaje de su burbuja financiera, el impacto de la situación de Turquía en la estabilidad económica y política europea, la pertinaz inestabilidad del sistema financiero, la soterrada confrontación tecno-industrial, el empequeñecimiento progresivo de Europa y el talón de “la deuda griega” son algunos de los datos que nos deben hacer reflexionar sobre este escenario de híper-incertidumbre en el que estamos inmersos.

En este contexto, nuestro desafío es saber hacernos preguntas y responderlas sin autocomplacencia; gestionar la herencia industrial recibida, adecuándonos a nuevos tiempos que exigen musculatura tecnológica y financiera, flexibilidad, cooperación y visión global. Y, sobre todo, apostar por nuestro capital más preciado: la educación.

No hay base económica de futuro si no tenemos un capital humano educado para pensar, para interactuar sin fronteras mentales y sin miedos; en definitiva, para buscar respuestas a interrogantes.

El 2017 será un año complicado por lo que se atisba. Sin embargo será apasionante; y la pasión positiva dependerá de cada uno de nosotros. A problemas nuevos hay que buscar soluciones nuevas. Y esto exige pensar diferente, sin el opiáceo del miedo al fracaso.

Emiliano López Atxurra
Presidente de Petronor

Reflexión de Emiliano en Deia, aquí.