Amanecía el 2 de agosto de 1990 y, mientras Occidente dormitaba en sus vacaciones veraniegas, el ejército iraquí del dictador Sadam Hussein entraba en Kuwait, y ocupaba en pocas horas el palacio del emir. Uno de los diez mayores productores mundiales de petróleo acababa de desaparecer como país independiente, y el principal productor, Arabia Saudita, tenía un ejército a las puertas de sus fronteras con riesgo inmediato de invasión. De realizarse esta ocupación, Hussein controlaría un tercio de la producción mundial. En el tiempo que duró la crisis, el barril de petróleo pasó de 18 a 40 dólares. Una coalición de treinta y un países bajo mandato de Naciones Unidas pudo restablecer la situación. Aún así, el daño que provocó el alto precio del crudo contribuyó decisivamente a la grave crisis económica de los años 1991-93.
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El gran reto de Petronor por José Manuel de la Sen Larrea
En mayo de 1984, el salón de actos de la Diputación Foral albergó las primeras jornadas “Vizcaya ante el siglo XXI”, a instancias de la Real Sociedad Vascongada de los Amigos del País. Una de las cerca de treinta intervenciones programadas correspondió al entonces presidente de Petronor, José Miguel de la Rica, con el título de “Punta Lucero: un puerto para el mundo”. Y en sus perspectivas de futuro auguraba ya que la disminución de la demanda de fuelóleo en los próximos años será parcialmente absorbida por gasolinas y gasóleos, imperando la exigencia de una más alta calidad en los productos refinados que reduzcan aún más la contaminación.
El futuro de Petronor por Joaquín Ayani Almagià
Cuando llenamos habitualmente nuestro depósito para salir de viaje o de fin de semana, no caemos en la cuenta que hasta la fecha no se ha descubierto o inventado un combustible que permita almacenar energía como para mover un automóvil durante 1000 km. con tanta facilidad y fiabilidad. Por ello, nos guste o no, la sociedad vasca será dependiente del petróleo durante una o dos generaciones más.